En la primera asamblea se trató la definición de una comunidad energética y sus principales funciones. En aquella sesión, los participantes tuvieron la oportunidad de conocer más a fondo los entresijos del concepto, así como los beneficios ambientales, económicos y sociales de un proyecto de estas características. A través de la presentación se aclaró que las comunidades energéticas promueven la producción y el consumo responsable de energías renovables, y que pueden ser un instrumento eficaz a favor del desarrollo local sostenible.
Ahora, sin embargo, ha llegado el momento de dejar atrás la teoría y dar pasos prácticos. En la segunda asamblea, que se celebrará este lunes, se llevará a la práctica el conocimiento recogido en la anterior sesión. El objetivo será definir los primeros pasos para la creación de una comunidad energética, para lo que los participantes tendrán la oportunidad de realizar una aportación activa. Así, poco a poco, se avanzará en la configuración de un proyecto colectivo y se dará el paso hacia un nuevo y más participativo modelo energético.